9 de junio de 2013

La Edad de Oro... de las Traducciones Roleras


"A ese tiempo infame lo llaman Siglo de Oro. Más lo cierto es que, quién lo vivimos oro vimos poco, y plata la justa."
- Arturo Pérez-Reverte, El Capitán Alatriste

De un tiempo a esta parte ya he leído en varios blogs y redes sociales el mismo término, "edad de oro", para referirse al momento que se vive en la actualidad en el universo rolero español, y aunque no soy muy dado a utilizar este blog para vertir opiniones personales, permitidme que lo haga al menos una vez, pues dicho término, "edad de oro", no creo que sea el mejor para etiquetar el presente rolero.

Con lo dicho anteriormente no quiero dar a entender que los últimos meses y años no hayan traído una verdadera explosión de títulos para jugar, a cada cual más interesante, ni que las estanterías de las tiendas especializadas no se hayan llenado de juegos y novedades. Pero creo exagerado el término utilizado, especialmente cuando se lo compara con la anterior "edad de oro" del rol español de la primera mitad de los noventa, más que nada porque tampoco creo que fuera una verdadera edad de oro.

Y es que, me temo, que aquellos que han utilizado el término (o que, en todo caso, lo han asumido como propio) para referirse al momento presente son prácticamente los mismos que vivieron la anterior "edad de oro". Pero a diferencia de la anterior, en la que las novedades eran a cada cual más maravillosa, ahora llueve sobre mojado, ya que buena parte -aunque no todas- de las publicaciones actuales que han dado pie al uso del término son viejos dinosaurios encumbrados desde hace décadas por cientos de jugadores y que ahora reviven en forma de nuevas ediciones o reimpresiones. Hablo, por ejemplo, de Ars Magica, de Shadowrun, de RuneQuest, de Aquelarre, de La Llamada de Cthulhu, de Mutantes, de Ragnarok, de Pathfinder (que no es más que la edición moderna del D&D), de Paranoia o de Traveller, juegos que también existieron en la anterior "edad de oro", y que en poco tiempo verán sus nuevas ediciones publicadas. Muchas de ellas de lujo, lo que vienen a ser manuales para consumidores actuales que llevan veinte años queriendo comprarse el libro que desearon hace dos décadas y que ahora si que pueden permitirselo. Libros que son en la mayor parte de los casos traducciones.

Y esa es precisamente la pata que cojea en la mesa, el tema de las traducciones. Una "edad de oro" del rol español no puede fundamentarse en las traducciones, que sin temor a equivocarnos, fueron y son la punta de lanza de aquella edad y lo será de esta. Es como si el Siglo de Oro español fuera más importante por sus traducciones de Shakespeare que por el Quijote de Cervantes. Excepto algunas honrosas excepciones (como La Puerta de Ishtar, El Reino de la Sombra, Aventuras en la Marca del Este, Cacería de Bichos, Omertá o Shadow Hunters), que han sabido buscarse un hueco honroso en el panorama actual, lo que estamos viviendo es una época de traducciones de juegos ya encumbrados -lo que nunca viene mal, ni mucho menos-, pero al mismo tiempo creo necesario que las editoriales apuesten de una forma clara por potenciar el diseño de juegos de rol autóctono nuevo (los caimanes del rol español, como Aquelarre, creo que ya se defienden más o menos bien ellos solos). Muchas ya lo hacen, está claro (Holocubierta con Omertá, por ejemplo, o NSR con el Reino de la Sombra), pero no cabe duda que, por ejemplo, las dos editoriales más grandes del panorama rolero español -Edge y Devir- dejaron de publicar juegos autóctonos hace demasiados años, imagino que por simple y pura rentabilidad. Claro que luego llegan los chicos de la Marca del Este o Rodrigo García con La Puerta de Ishtar, y deja claro que ideas hay y que ganas de llevarlas adelante también. Y me pregunto, por ejemplo, lo que podría haber sido del juego de Rodrigo si, por ejemplo, Edge hubiera apostado fuerte por él. Rol ficción, me temo.

Así que aunque estoy deseando tener en mis manos los manuales de Ars Magica 5ª edición, de Pathfinder o de RuneQuest 6ª edición, también me gustaría que la Marca del Este de mucho que hablar en su aventura transatlántica o que algunas editoriales comprendan el potencial que hay todavía sin explotar entre los aficionados y publiquen juegos que estén al nivel de un D&D, de un Vampiro o de un Cthulhu. Ese día si que será, sin lugar a dudas, de oro.

Por ahora nos tendremos que conformar con vivir, igual que en la primera mitad de los noventa, una edad de plata para las editoriales del país.