Hay gente a la que le gusta jugar un partidito de fútbol con los amigos de cuando en cuando. Otros que van a misa de ocho los sábados. Algunos se pirran por irse un rato al bingo. O al cine. O al teatro. O a la ópera. O quedarse en casa para ver la ceremonia de los Oscar, el peliculón de la semana o el Sálvame de Luxe. O por ponerse monos y monas y salir de farra hasta que den las claras del día.
Vamos, que somos todos de nuestro padre y de nuestra madre.
Y a mi me dio por, entre otras cosas, jugar al rol, lo que no es ni mejor ni peor que algunas de las cosas mencionadas anteriormente, pero es lo que me ha caído en gracia y alabados sean los Siete Dioses por los dones otorgados. Pero lo cierto es que no sé porqué hago lo que hago, qué es lo que ha hecho que yo ahora, con la cuarentena a la vuelta de la esquina, siga tirando dados a la menor ocasión y no gaste todos mis ratos de ocio, como veo en gente de mi misma generación, sentado en el sofá, cogiendo la bicicleta, jugando a Call of Duty, practicando trekking o haciendo croché (que de todo tiene que haber en la viña del Señor).
Por eso, este primer "Mientras Juego" intentará ahondar en los motivos que me han convertido en jugador, director, consumidor y creador de juegos de rol. Y que Gary Gygax nos pille confesados...
Literatura Variada
Para empezar, no hay duda que mucha culpa la tienen las lecturas de mi adolescencia. A ver, poneros en situación por un momento: estamos a finales de los ochenta y solo hay dos canales de televisión que, además, hace pocos años que comenzaron a emitir desde por la mañana, ya que antes, hasta las 1 o las 2 de la tarde solo te encontrabas una estupenda carta de ajuste. No hay donde elegir y todo el mundo ve las mismas series y los mismos programas. Así que cuando te cansabas de lo que veías en la tele o te vas la calle con los amigos o echas mano de lo que encuentras por casa, y en mi casa había alguna que otra colección de libros de terror de mi padre (Stoker, Lovecraft, Shelley...) que mi hermano mayor devoró con poco más de doce años. Yo, he de confesarlo, ni los toqué: prefería irme a la calle.
Con el tiempo, por culpa de algún amigo e, imagino, por el deseo de emular a mi hermano mayor, comencé a leer de forma asidua (bueno, ya sabéis, la asiduidad de un crío de mi edad: un libro cada tres o cuatro semanas). Podía tener unos once o doce años y hablamos de otro tipo de lecturas, principalmente la serie de Alfred Hitchcok y los Tres Investigadores, la serie de Jim Botón de Michael Ende, Agatha Christie y mis primeras novelas de Stephen King (no hacía mucho que se había estrenado la miniserie El Misterio de Salem's Lot que marcó a toda una generación: por poner un ejemplo, mi primera novela de King, que fue precisamente Salem's Lot, la publicó Plaza & Janés con la cara "nosferaturizada" de Barlow que apareció en la serie). No era un lector voraz y podía perfectamente pasarme días sin abrir una novela, pero ya intercambiaba libros con los amigos y tenía mi propio carné de biblioteca, que me surtió de material durante muchos años.
En esas estaba cuando, jugando en el patio del colegio tuve un desafortunado accidente: tras chocar corriendo con la espalda de un amigo caí aparatosamente al suelo y me rompí, de una sola vez, los cuatro ligamentos de la rodilla. Conclusión: veinte días en el hospital tras una operación de urgencia y muchos meses de escayola y muletas (recordad que estamos en los ochenta: la endoscopia o no existía o no se usaba, y aún conservo las cicatrices en la pierna con sus decenas de puntos). Y en esas estaba cuando un amigo me llevó al hospital para que me entretuviera un enorme libro del Círculo de Lectores con una sobrecubierta de color rosa: El Señor de los Anillos.
Podría decir que lo devoré, pero es que las circunstancias eran francamente propicias: tirado en una cama de hospital sin nada que hacer, me dediqué a acompañar a Frodo por la Tierra Media. Y cuando Sam regresa a casa tras dejar a su amo en los Puertos Grises, yo ya había completado el primer tramo del frikismo. Le siguieron más libros de fantasía, como La Espada de Joram, alguna que otra novela de Moorcock, Conan, Lovecraft y muchos otros que ahora mismo no recuerdo, pero lo verdaderamente importante es que las novelas de fantasía me llevaron directamente, y sin pasar por la casilla de salida, a los librojuegos de Altea Junior, de los que tan bien surtida estaba la biblioteca de mi ciudad: los de Lucha Ficción, Lobo Solitario, La Búsqueda del Grial, Crónicas Cretenses o el estupendo Brujos y Guerreros (con ese final tan apoteósico como es La Corona de los Reyes). Y esos, amigos, si que me llevaron a los brazos del rol.
Al fin y al cabo, uno de mis amigos me describió los juegos de rol cuando aún los desconocía como "es igual que un librojuego, pero donde, si quieres, puedes ir a echar la primitiva". Toma frase mítica.
Amigos Roleros
Y ahora que hablamos de amigos, si tengo que buscar a un segundo culpable de mi "roleridad" actual, señor juez, tendrían que ser ellos, pues sin amigos aficionados a encerrarse horas y horas en cuartos ajenos y propios a tirar dados, pegar gritos y sudar a chorros, dudo mucho que ahora siguiera haciéndolo.
Como ya he dicho anteriormente, fue un amigo el que me describió de manera tan magistral lo que era un juego de rol. Y fue él mismo el que me llevó a mi primera partida, una de AD&D donde no recuerdo muy bien qué personaje llevaba, pero que empezó en una taberna y siguió con una emboscada de bandidos en un camino. O sea, señores, que uno se destetó con los clásicos más clásicos del rol mundial, los máximos estereotipos de la fantasía universal.
Y fue precisamente el director de juego de esa partida el que me consiguió el primer juego de rol que puedo considerar como mío (en casa teníamos unas fotocopias del D&D de Dalmau pegadas en un cuaderno de cuadritos, pero no eran mías, sino de mi hermano mayor). Y lo de mío lo digo con todas las consecuencias, pues tuve que acoquinar 750 pesetas de la época (una pequeña fortuna para mi escasa economía) por un sobre tamaño A4 que tenía la primera edición del RuneQuest de Joc Internacional. Naturalmente, eran fotocopias, que para el que no las recuerde, eran como el PDF de la época, pero mucho más engorrosas de manejar y guardar. Todavía recuerdo el día que fui a recoger el sobre (cuatro de la tarde de un verano cordobés con más de 45 grados bajo el lorenzo) y lo poco que tardé en devorar aquella sarta de páginas. Desde entonces, lo reconozco, siempre he sido un decienadicto, miembro del clan de los percentiles y fiel devoto de Steve Perrin, Greg Stafford y, de rebote, Sandy Petersen.
Si señor, fotocopias. Por entonces, no eran tan ilegales (o eso me gustaba creer...). |
Años 80
Pero antes de terminar, ha de quedar claro que se necesitan, al menos, tres patas para sostener una afición. Y la tercera fue, sin lugar a dudas, la época que me toco vivir, pues tuve la suerte (al menos ahora lo veo así) de chuparme entera la primera edad de oro del rol en España -ahí es ná, Manolín-, pues me aficioné cuando Joc Internacional sólo había sacado al mercado La Llamada de Cthulhu y RuneQuest, por lo que pude seguir con renovado interés la llegada de las siguientes traducciones tanto de esta compañía (El Señor de los Anillos, Star Wars, James Bond 007) como de otras editoriales (Advanced Dungeons & Dragons, Ars Magica, Traveller, Cyberpunk, Shadowrun), y la aparición de los primeros juegos de rol españoles cien por cien (Aquelarre, Mutantes en la Sombra, Ragnarok). Por tanto, cuando llegó el aciago año de 1994, en el que un desequilibrado asesinó a Carlos Moreno y los medios de comunicación se cebaron con nuestra afición, al menos nuestras familias ya sabían que de satánicos teníamos lo justo y de psicópatas menos que eso, por lo que pudimos continuar tirando dados, pues sabíamos que no había nada de malo en lo que hacíamos.
Otro asunto serían las cartas, que si que nos hicieron daño, como a tantos grupos de juego: y es que preparabas la partida en un momento, te sentabas y a gastar maná a cascoporro. Pero eso llegó en 1995, lo que se sale del marco de este artículo.
Pero antes de terminar, ha de quedar claro que se necesitan, al menos, tres patas para sostener una afición. Y la tercera fue, sin lugar a dudas, la época que me toco vivir, pues tuve la suerte (al menos ahora lo veo así) de chuparme entera la primera edad de oro del rol en España -ahí es ná, Manolín-, pues me aficioné cuando Joc Internacional sólo había sacado al mercado La Llamada de Cthulhu y RuneQuest, por lo que pude seguir con renovado interés la llegada de las siguientes traducciones tanto de esta compañía (El Señor de los Anillos, Star Wars, James Bond 007) como de otras editoriales (Advanced Dungeons & Dragons, Ars Magica, Traveller, Cyberpunk, Shadowrun), y la aparición de los primeros juegos de rol españoles cien por cien (Aquelarre, Mutantes en la Sombra, Ragnarok). Por tanto, cuando llegó el aciago año de 1994, en el que un desequilibrado asesinó a Carlos Moreno y los medios de comunicación se cebaron con nuestra afición, al menos nuestras familias ya sabían que de satánicos teníamos lo justo y de psicópatas menos que eso, por lo que pudimos continuar tirando dados, pues sabíamos que no había nada de malo en lo que hacíamos.
Otro asunto serían las cartas, que si que nos hicieron daño, como a tantos grupos de juego: y es que preparabas la partida en un momento, te sentabas y a gastar maná a cascoporro. Pero eso llegó en 1995, lo que se sale del marco de este artículo.
Aún conservo mucho de aquella época: Joc Internacional, Kerykion, Ludotecnia... |
* * *
En resumen y ya para finalizar, creo que no estoy descubriéndole América a nadie con lo dicho anteriormente, pues imagino que, de una forma u otra, la mayoría de nosotros terminamos jugando al rol por los mismos motivos: aficiones cercanas al mundillo, amigos que te lo enseñan o que desean también jugar y un medio ambiente adecuado para conseguir fácilmente los materiales necesarios para ello.
Aunque, ahora que no nos oye nadie, también tiene que haber un poco, no mucho, pero si lo suficiente de rebeldía. Rebeldía contra el paso del tiempo y contra la realidad que nos rodea, pues, como decía J&F Garzón al comienzo del Anuario Kaufmann 1:
La Realidad es algo tan brutal y demoledor que renegamos públicamente de la misma. No es que no haya relación entre lo que narramos y la Realidad. Es que no queremos tener trato alguno con tan ingrata dama.Y yo me quito el sombrero...
¡Qué gran época aquella!. Seguro que el 90% de los que hoy pululamos por inet con nuestras batallitas, nuestros hijos y nuestras canas, somos de aquella época rolera. Sólo ver el primer Aquelarre, azulito él, y ver el nuevo te hace creer en eso de que el rol ni se muere ni desaparece, símplemente se transforma.
ResponderEliminarBuena entrada, señor Polo.
Por cierto, el asesinado en el crimen del rol no fue Carlos Rosado, fue Carlos Moreno. El asesino era el que se apellidaba Rosado.
Ya lo he corregido (es lo que tiene leerte las cosas tan de madrugada, que luego lo mezclas todo)... Y si, fue buena época, aunque a veces no sé si pensar que fue una buena época la que nos tocó vivir en la adolescencia, o si fue nuestra adolescencia la que la convirtió en una buena época... ;)
EliminarFue la época, sin duda. Todo era más sencillo y más tranquilo. No había teléfonos móviles, ni msn, ni facebook y la gente no perdía el contacto, se seguían viendo y quedando para verse y jugar de forma fácil. Ahora, si no estás en quince redes sociales no estás comunicado. Tus amigos quedan y ni te enteras porque no tienes msn (caso verídico) y si no tienes el último suplemento de gases nobles no puedes dirigir esa partida en la que, quizás, el grupo pase cerca de un volcán.
EliminarEchas la vista atrás y piensas: "joder, cuadno tenía 15 años sólo veía a mis amigos los fines de semana, sólo teníamos un manual básico y un set de dados, ¡y no nos faltaban partidas!. Ahora, con 17 juegos distintos en mi estantería, cada uno con sus 10 suplementos publicados en castellano y otros tantos en inglés; tengo 37 contactos en g+ que juegan a rol, dados de todo tipo y webcam y micrófono para hablar por inet, y el sábado no tengo nada que hacer porque no he encontrado a nadie para jugar una partida". O_O
Lo dicho, fue una época mejor, más libre de tanta maquinita, más sencilla y más sincera, por eso nosotros somos así: gente sencilla que se siente plena y satisfecha juntándose con otros como ellos y lanzando dados hasta no ver los números.
O al menos eso creo, que me lío, me lío y me salen post de abuelo cebolleta. :)
Pues yo creo que, aparte del auge de las redes sociales (antes solo estaba el teléfono y no podías estar engachado mucho tiempo), el resto de los problemas que planteas para echar una partida se basan, ni más ni menos, que en la pérdida de tiempo de ocio (en la tuya y en la de tus compañeros de partida), ya que es más difícil echar una partida como antaño porque ahora el trabajo, la familia, la casa, el coche o millones de cosas más, te restan tiempo que antes tenías a mansalva... Y bueno, antes teniamos el manual básico porque no teníamos el dinero suficiente para tener los 10 suplementos (porque si no, yo te aseguro que los hubiera tenido...): en cuanto podías comprarte el suplemento o el módulo que fuera, lo exprimías hasta más no poder... ;)
EliminarEstoy de acuerdo en que no es falta de ganas, ni incluso falta de interés; es falta de tiempo libre a medida que las responsabilidades, sobre todo las familiares, se adueñan de tu vida ;).
Eliminar¿Falta de ganas? Nunca. ¿De interés? Jamás. ¿Tiempo? "Dita sea", que alguien invente algo para paliar este problema...
EliminarBuen poso es el que deja leer este recuerdo.
ResponderEliminarBuen poso y algo de melancolía.
La verdad es que vivimos de las fotocopias mucho, mucho tiempo... Al menos la gente con la que yo disfruté esos momentos y algunos "incunables" que alguno tenía, que todos venerábamos y deseábamos tener... Pero no nacer con demasiados posibles es lo que tiene, y tal vez por eso, creábamos juegos, módulos, ayudas, campañas, campañones, mundos y universos... No teníamos internet, ni puñetera falta que nos hacía, pues lo que no estaba en la biblioteca no existía. No existía dirigir con música, tablets, portátiles... Y repito, ni puñetera falta que nos hacía.
Hoy, ahora, muchos hemos vuelto a las raíces, a hacer fácil lo sencillo, disfrutarlo e imaginarlo, a liberar el sentimiento que es sentarse con los amigos y calzarnos una espada de mano, una ropera, una katana o un blaster pesado... Y saber, que ese rato no nos lo va a quitar ni Dios.
Maese Polo tiene razón... Las obligaciones y ataduras "sociales" nos lastran,y en mi caso, cuando pasa demasiado tiempo sin jugar, me digo "no se deja de jugar porque se envejezca… Se envejece porque se deja de jugar" ¡Y llamo a esos amigos que siempre están y disfrutamos!
Que curioso. Esa frase que has dicho (la de que se envejece porque se deja de jugar), que es de Bernard Shaw, era la que iba a utilizar en un principio como cita del artículo... Tenemos las mismas lecturas, maese Urruela... ;)
EliminarQuien eres tu y que has hecho con maese polo? Antonio, haznos el favor y dinos a que negro has contratado para que en menos de 10 días hayas podido actualizar 3 veces el blog...
ResponderEliminarAhora paso a las cosas mas serias, el que en su juventud no intentara hacer un nuevo juego de rol que tire la primera piedra, mientras yo me voy vendando los ojos aunque no creo que reciba ninguna XDDD
Respondo al nombre de Apolo Partóculos (sutil juego de palabras) y al verdadero Polo me lo comí ayer, aunque he guardado en varios tapper comida para seis semanas (el señor Polo da para mucho...;)).
EliminarRespecto a lo otro, es totalmente cierto: usando las reglas de D&D Básico me inventé con poco más de 14 años un juego de rol basado en la película "Perseguido" del Chuacheneguer... ;) Y unos años después, una tarde que estabamos muy aburridos, un amigo (el padre Bonilla) y un servidor nos inventamos el "Jai Escul", un juego de rol sobre institutos ochenteros usando las reglas de Mili KK... ;)
Madre mia, el "Jai Escul".... si llegamos a contactar con una editorial nos lo publican fijo.
EliminarNo se, pero me parece a mi que hasta hace poco aún conservabas la libreta de cuadritos donde escribimos las reglas a ....escuchen ustedes bien, a ¡¡¡dos colores!!!
Eran otros tiempos, era otro entorno, pero a buen seguro que seguimos siendo los mismos (si no, juntanos sin móviles en una casa de campo y lo verás)
Creo que lo tiré... Aunque en casa de mi madre todavía hay dos armarios empotrados que guardan algún que otro tesoro. A ver si un día, con tiempo, me dedicó a investigar, que igual me llevo una sorpresa...
Eliminar¿Fue a dos colores? Ya ni me acordaba... XD
Yo lo he contado muchas veces: mi primer contacto con el frikismo fue el librojuego "Las Cavernas del Terror", que un amigo le había dejado a un primo mío y que no me quiso dejar a mi... pero yo le eché un vistazo a su cartera en un descuido, y FLIPÉ con los dibujos, y con la lista de monstruos del final del libro :D. Recuerdo como si fuera hoy la sensación de descubrir un mundo nuevo y fascinante. Creo que se publicó en 1985 o por ahí, así que yo tendría 10 u 11 años. No sé en qué tonterías gastaba mi tiempo antes :D.
ResponderEliminarDespués me fui comprando libros de esos en las librerías, pegué el salto a otras colecciones y al final encargué el MERP, y después el RuneQuest. El resto es historia ;).
Como nota curiosa, unos cuantos años después, a mi primo su amigo le vendió el libro de "Las Cavernas del Terror" y, otros muchos años después, éste me lo regaló a mi. Todavía tengo el libro en una estantería de casa :).
Yo también tuve ese librojuego, aunque no fue el primero, ni de lejos... Creo que todavía anda tirado por algun lugar de casa de mi madre... Un amigo mío si que tiene todavía toda la colección de librojuegos de AD&D...
Eliminar¡PRESENTE!
EliminarY no tengo toda la colección, sniff, sólo los catorce primeros librojuegos. Recuerdo que por aquel entonces me tiraba más de una hora en bus para ir a comprarlos tras haber ahorrado como un bellaco durante muuuchas semanas. Sin duda (y será porque fué el primero que compré) el que mejor recuerdo fue Prisioneros de Pax Tharkas que, como el resto, aún conserva su tarjeta de personaje inmaculada.
Igual un día te los pido, que yo habré jugado uno o dos de esos (yo era más de los de Altea Junior, que lo voy a hacer...;)).
EliminarPues va a ser que no tienes sólo un amigo con esa colección, sino dos. Y si no me equivoco, Boni, íbamos juntos en ese autobús a comprar los libritos azules de antaño. ¿Sigues pensando que "bailarás sobre mi tumba", o ya has dado por sentado que seré yo quien te lleve flores?
EliminarCuando nos vimos por última vez ya me quedo claro que bailaria sobre tu tumba... estas de un viejuno que da miedo verte (aunque chiquitillo y oscurillo ya eras antes, ¿no?)
EliminarMadre mía!... Acabo de invocar al "memonio dojo"!... ;)... Miralos a los dos: ahora les das una obra o un parque con bancos, y son felices los dos jubilaos estos... ;)
EliminarPues os voy a decir algo "yogurines". Aun me paseo por los institutos y me chiflan las jovencitas. Es que la percha es la percha, aunque sea chica y oscura Boni. @``,,´´@
EliminarY antes de que mi tildeis de asaltacunas... ¿que qué hacía yo paseando por el instituto? Nada malo, mirando si había entrado mi hijo mayor en las listas. ^^
Como diría mi hermano: Aqui teneis a un nazgul de nivel 20... ;)
EliminarSiempre he creído un privilegio incomensurable para el jugador de rol comenzar a jugar en los ochenta. Los que somos de principios del siglo XXI, de D&D 3.0 y demás chasca pos-Mundo de Tinieblas no podemos sino soliviantarnos leyendo artículos tan añejos y fantásticos como este.
ResponderEliminarAh, y acudiendo a tiendas de segunda mano y saldos para pillarnos gracias tan destacables como Pendragon, Cyberpunk o Runequest, que uno ya se queda con el ansia de ver qué tuvieron esos libros que no tengan los de ahora.
Quizá, con la saturación de juegos y las opciones a elegir actualmente, al final acabemos diluyéndonos demasiado. Eso antes no pasaba. ¿Mejor o peor? El tiempo dirá =)
Siempre recurre a los mismo símiles, pero me pueden los estudios de historia del arte. No hay privilegio en comenzar en determinada época, como no creo que Goya pensara que los pintores del renacimiento fueron unos privilegiados: cada cual le toca lo que hay, y es uno estarán más o menos contentos con lo que ha tocado vivir. Yo me alegro, pero también es cierto que me alegro AHORA, pues entonces era algo que uno ni siquiera lo pensaba. Me limitaba a jugar lo que podía y el tiempo que podía... ;)
EliminarY los libros de antes tenían no lo mismo, si no mucho menos de los que tienen los de ahora; pero antes, era lo que había y nos servía (vaya si nos servían).
Y ni mejor ni peor: diferente. O quizás todo sigue igual al fin y al cabo...
Al final, lo verdaderamente importante del rol es su resultado final... ¡Entretener!
ResponderEliminarA partir de ahí, lo demás a mi me parece marear la perdiz.
Cada uno tiene sus preferencia en sistemas, mundos, ambientaciones... Y cada una es válida mientras un grupete se reúna y lo pase bien.
Hace años dirigía a Vampiro, y llegó un momento de desengaño, y ahora mi sobrina me ha pedido que vuelva a dirigir (el mal de Crepúsculo, supongo) y no me traumatizó volver. Ahora la llevo por Aquelarre y Mutantes, y es ella la que no se traumatiza.
Imagino que más que los juegos, también son los momentos de cada uno.
Como no lo se, no puedo responder salvo que cada vez que me siento, intento disfrutar como el día que descubrí "eso del rol".
Sobre esto recuerdo una "anésdota" (modo batallita on): en una charla que dimos aquí en la Diputación de Córdoba hace ya varios años, estabamos en la mesa hablando sobre lo importante que era el rol el presidente de una asociación española de clubes de rol (no recuerdo su nombre), maese Ricard Ibáñez y un servidor. Todos hablaban de la importancia del rol para el aprendizaje, el paso a la lectura, la relación que se forja entre los jugadores, etc, etc. Y cuando llegó mi turno lo único que pude decir fue algo así como "Bueno, y también es tela de divertido, ¿no?"... ;) (modo batallita off).
EliminarUna gran entrada y con la que me siento muy identificado. Esas copias del RQ..., añoranza. Tenemos que vernos un día compañero.
ResponderEliminarY eso que no he mencionado el capón que me diste cuando aquel famoso: "Pepe, callaté!"... Que te crees? Qué se me había olvidado?...
EliminarY si, tenemos que vernos: Birky ya me dicho que hay que verse otra vez pero para jugar... ;)
...Ese no fuí yo, tienes mala memoria. Fue un pedazo de asno que no sé que había tomado aquel fatídico día... ¡Asno y borrico! Una de las pocas escenas en mi etapa rolera que borraría de poder hacerlo.
EliminarPos si organizas una reunión cuenta conmigo, aunque mis dos enanos y mi doncella me ocupan casi todo el día, sacaré tiempo. Prometo no ir armado.
Yo también tengo que sacar tiempo, porque mi doncella y los dos enanos que lleva en su interior luchando por salir cual alien, también ocupan tiempo... ;)
EliminarEstupenda y viejuna entrada, de las nostálgicas que me gustan. Es verdad que fue una época increíble, de descubrimientos y aventuras con amigos que quedarán para toda la vida, como los que encontré después en la milicia y es que no hay nada como vivir grandes aventuras con amigos, porque esas quedan en la retina para siempre.
ResponderEliminarPD; si esa estantería es tuya, no sabes lo que daría por ese ejemplar de Terror Austral de La Llamada de Cthulhu,jejeje. ¿Se te puede sobornar?
Saludetes!!!!
Si es mía... Pero el Terror Austral es de mi hermano, al que se lo "pedí prestado" hace 5 años (total, lo tenía tirado en un armario). Así que shhhhhh.... Que no se entere... ;)
Eliminar¿Memorias de un jugador?
ResponderEliminarBatallitas más bien... ;)
EliminarMaese Antonio
ResponderEliminarDesde Girona os ha caido un premio Liebster.
Os dejo el enlace para más información:
http://greatfrezzerspanishversion.blogspot.com.es/2012/05/premios-liebster.html
Buenas... Y acá el segundo Premio LIEBSTER, que no te hará llegar a fin de mes con más cuartos, pero que "obliga" a que sigas escribiendo...
ResponderEliminarhttp://crisoludico-burgos.blogspot.com.es/2012/05/premios-liebster.html
Vosotros me quereis hundir.... XDDDDD
EliminarPues toma dos tazas XD
ResponderEliminarPremio Liebster desde Bayuca a Rolequest.
http://bayuca.hijodeblog.com/2012/05/30/premio-liebster/
tres vueltas de sombrero Maese Polo
¿Por qué me haceis esto? Ahora tendré que escribir un artículo, con lo exhausto que me quedé tras los de este mes.... ;)
EliminarPor que somos muy conscientes de un hecho...
ResponderEliminarque te lo mereces
jajaja
No digo lo que pienso porque me tendría que autocensurar por spam... XD
EliminarPues un crisolagradecimiento... ;).... Al final, entre todos, me obligareis a tener que escribir más, con lo que me cuesta... ;)
ResponderEliminarOtro abrazo y gracias a vosotros por ese Caput Castellae (entre otras cosas...)....
Gran artículo. :)
ResponderEliminarGracias Marc... ;)
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