No puedo más que autoflagelarme con saña y alevosía, pues por más que juro y prometo no dejar abandonado el blog más de una semana, al final me puede el vicio y termino el día sin tiempo para meterle mano al asunto. Bueno, si he de ser sincero, también es cierto que le dedico mi atención a otros asuntos mucho más demoniaco-medievales, además de entretenerme traduciendo el Pathfinder y aprendiendo InDesign para publicar de una puñetera vez y con el mejor aspecto posible el suplemento nunca editado de Capitán Alatriste. Aunque lo cierto es que, al final del día, el uno por el otro y la casa sin barrer...
A lo que iba: ya que está visto que tardaré bastante en terminar mi siguiente artículo del blog (que es una traducción del estupendo artículo de John Kim, A critical history of role-playing games), se me ocurrió una idea que igual (fijaté tú lo largo que me lo fío yo también) le agrada o le sirve de utilidad a alguien, aunque si el tal alguien tiene criterio propio seguramente le parezca un ejemplo más de egocentrismo y ombliguismo. Pero bueno, creo que somos todos adultos friquis con un enorme síndrome de Peter Pan o de Wendy, lo que supone que quien más o quien menos quiere dominar el mundo vestido de Doctor Muerte (o, si no fuera posible, convertirse en el nuevo George R. Martin, que tampoco es moco de pavo), así que seguro que me lo perdonais.
La idea me la inspiraron dos fuentes totalmente diferentes. Por un lado, la genial idea que ha tenido Steinkel de intentar pasar a MP3 las cintas de casettes TDK que guardaba con el audio de viejas partidas, que es otro ejemplo claro de ombliguismo que a mi, personalmente, me ha encantado, más que nada porque yo no guardo de mi época de adolescente rolero ni una triste foto del grupo en plena carnicería en la Isla de los Grifos (por no guardar, no tengo ni viejas hojas de personaje). Así que, Steinkel, casi seguro que si el tiempo me lo permite, aquí tienes un oyente.
La otra fuente inspiradora fue el estupendo libro de Stephen King que me traigo ahora entre manos (bueno, aparte de Salem's Lot), que es su ensayo Mientras Escribo, donde habla como le viene en gana de porqué escribe, cómo lo hace y cuándo decidió meterse en este berenjenal (que, por cierto, le deja muy buenas perras al año al gañán).
Uniendo por tanto inspiraciones tan dispares, decidí que porque no escribir no sobre juegos de rol, si no sobre el proceso de jugar al rol, el porqué lo hago, cómo lo hago y cuándo decidí meterme en este berenjenal, en una serie de artículos de aparición irregular (aunque espero que menos irregular que lo que fueron los Papeles del Alférez Balboa). Igual resulta hasta entretenido y todo. Al menos yo me lo pienso pasar teta escribiéndolo y así hago tiempo hasta que pueda publicar algo con más enjundia.
Dadme al menos el beneficio de la duda, ¿no?...
Te leemos...
ResponderEliminarY yo que os lo escriba... ;)
EliminarUyyyyyyyyyy..... esto me huele a mi al abuelo cebolleta y las historias que cuenta a sus nietecillos (que leere, por si acaso)
ResponderEliminarPero aún lo dudas?
EliminarA mí su idea me resulta casi tan evocadora como el dibujo que encabeza la entrada, que transmite calidez, amistad y una tarde de juego memorable, de las que quedan en la memoria.
ResponderEliminarCuando volveré a tener una tarde de juego memorable?... Ains, los estragos de la edad, maese José... ;)
EliminarA mi me encanta leer batallitas. Venga, maese Polo, le escuchamos.
ResponderEliminarBeneficio concedido, aquí le esperaremos.
ResponderEliminaresperamos esos artículos :)
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