A continuación te dejamos las siguientes tres partes del diario de diseño que Jeff Richard está publicando en el blog de Chaosium sobre la nueva edición de RuneQuest que pronto saldrá a la luz.
Parte 4: ¡Magia Rúnica!
Cómo ya dijimos anteriormente, el objetivo principal del nuevo RuneQuest es ajustar las mecánicas de juego al escenario de Glorantha e incentivar la inmersión y la interpretación.
Y el principal asunto de la lista era arreglar la Magia Rúnica, que tenía algunos problemas, siendo el mayor el de que un iniciado tuviera que sacrificar puntos de POD permanente para conseguir un conjuro concreto, por lo que tras lanzarlo, lo perdía para siempre. RQ3 introdujo la idea de la magia rúnica reutilizable, aunque entre otros requisitos era necesario que tuvieras al menos 10 puntos de conjuros rúnicos.
Como resultado de ello, eran muy pocos los personajes que conseguían convertirse en sacerdotes rúnicos, lo que suponía otro problema. Los personajes con valores de habilidad muy altos en combate alcanzaban un punto muerto en lugar de tomar una decisión. La solución suponía que los personajes con habilidades altas también podían acceder al grado de Señor de las Runas con un montón de magia rúnica reutilizable: ¡es asombroso como Rayos y Truenos, Volar, Separación del Alma, Invocar Elemental, etc., podía llegar a cambiar la dinámica de una batalla! Pero si tampoco era posible llegar a convertirse en Señor de las Runas, entonces la solución se convertía en un error del sistema.
Así que arreglar la Magia Rúnica era nuestra principal prioridad. Y lo cierto es que fue una de las primeras cosas que introdujimos en las nuevas reglas.
Te habrás dado cuenta que en el boceto de la hoja de personaje que te mostramos en la primera parte del diario de diseño había un pentagrama con las cinco Runas Elementales rodeando una runa lunar y algo que recordaba al Árbol de la Vida en el que estaban las ocho Runas de Poder junto a la del Hombre y Animal dispuestas de forma en-frentadas (polaridades). Ahora los personajes tienen valores en todas estas runas.
En las Runas Elementales (entre las que se incluye la de Luna), los personajes comienzan con puntuaciones en tres de ellas (a escoger por el jugador). Por ejemplo, un jugador puede elegir Aire al 60%, Luna al 40% y Fuego al 20%.
El jugador también escoge dos del resto de runas en las que su personaje será muy bueno, lo que significa que la runa a la que se está enfrentada es inversamente débil.
Por ejemplo, el jugador puede escoger Muerte al 75% (con lo que Fertilidad quedará al 25%) y Bestia al 75% (de-jando Hombre al 25%). El resto de runas enfrentadas comienzan al 50/50. Los jugadores de HeroQuest y de Pendragón ya estarán familiarizados con estos conceptos. Las Runas de un personaje pueden mejorarse con experiencia, entre-namiento o búsquedas.
En lugar de sacrificar puntos de POD para conseguir conjuros rúnicos, un personaje sacrifica ahora puntos de POD para obtener Puntos Rúnicos (PR) del dios y puede lanzar CUALQUIER conjuro rúnico que posea el dios hasta un nú-mero de PR igual al que ha sacrificado. Pero para poder lanzar el conjuro, debe tirar por la Runa correspondiente del conjuro. Esa es la probabilidad de éxito. Luego se gastan los Puntos Rúnicos; cuando los PR se agoten, ya no habrá más conjuros rúnicos.
Pongamos un ejemplo: Vargast tiene 5 PR de Orlanth. Cuando comienza el combate lanza Escudo 2 y tiene éxito en su tirada de la runa de Aire, que tiene al 85%. Ahora le quedan 5 PR. Vargast se enfrenta un duro oponente y parece que es incapaz de sobrepasar la habilidad de parada del enemigo, así que Vargas le solicita a Orlanth un Rayos y Truenos. Vuelve a tener éxito en la tirada de su runa del Aire y gasta sus últimos 3 puntos Rúnicos para hacerle a su enemigo 4d6 de daño.
Los Puntos Rúnicos se recuperan mediante la adoración. Un iniciado tiene que ir a un templo y participar en una ceremonia religiosa para volver a tener los PR. Las ceremonias que tienen lugar en el día sagrado del dios o en el Tiempo Sagrado permiten recuperar casi todos, pero la mayor parte de los iniciados solo podrán recuperar algunos PR cada estación (dependiendo de las acciones que lleve a cabo el iniciado, lo alta que sea su habilidad de Devoción, etc.). Los miembros superiores del culto pueden recuperar sus Puntos Rúnicos MUCHO más rápido: normalmente recuperan todos en cada estación.
Lo que está claro es que ahora, para ser bueno usando la magia rúnica, debes tener una fuerte afinidad rúnica con las runas de tu dios. Lo que significa que debes actuar conforme a lo que la runa representa, sobre todo si quieres ocupar un orden superior en el culto. Si adoras a Humakt pero tu comportamiento tiene más que ver con la runa de la Fertilidad, tu magia lo sentirá. Como jugador puedes elegir, pero solo se te incentivará si actúas como tu dios. Además, siempre tienes que volver a tu templo para recuperar los PR perdidos. En resumen: las reglas te proporcionan un in-centivo para pensar y compartarte como un gloranthano.
En la práctica, nos hemos dado cuenta que los jugadores ahora están mucho más dispuestos a realizar sacrificios para conseguir conjuros rúnicos y los utilizan mucho más a menudo y siempre que la situación lo requiere. Y están mucho más interesados en alcanzar un puesto superior en el culto para así poder recuperar más rápido los Puntos Rúnicos que han perdido (además del resto de beneficios que supone ser un acólito, un sacerdote o un Señor de las Runas).
Todo ello ha supuesto un gran impacto en el combate: ¡cuando se llega a un punto muerto los combates se con-vierten en batallas mágicas! Que es justamente lo que describe Greg en sus historias de Glorantha.
Parte 5: Algunas consideraciones sobre el combate…
El combate en RuneQuest es una experiencia completamente diferente al de la mayor parte de los juegos de rol. Ante todo, y creo que es lo primero que se dice, es que las acciones en RuneQuest corresponden a lo que nos imagi-namos que sucede en un combate cuerpo a cuerpo: si alguien blande su espada contra ti, tendrás un gran problema a menos que puedas pararla con otra arma, con un escudo o la esquives. Al contrario que los juegos basados en niveles, en RQ todos los seres humanos tienen aproximadamente los mismos puntos de golpe, a menos que los hayan aumen-tado mediante la magia o las búsquedas heroicas. La gente suele considera que las mecánicas de combate de Rune-Quest son “realistas”.
Sin embargo, creo que se nos olvida lo esencia. El realismo del combate de RQ no depende de los puntos de golpe que se tienen, ni de las localizaciones de golpe ni de cómo se calculan las habilidades. Depende de los resultados del combate, de los peligros inherentes a la violencia. El combate siempre supone un riesgo en RuneQuest. Hace poco probé las nuevas reglas con un grupo de jugadores entre los que se encontraba Rob Heinsoo. Y lo que todos indicaron es que en RuneQuest había que sopesar la decisión de iniciar un enfrentamiento violento: el combate es peligroso y no debe tomarse a la ligera.
Además, RuneQuest no es un juego equilibrado en el sentido tradicional del término. Tus personajes se encontra-rán de vez en cuando con seres que son sencillamente más poderosos que ellos y ante los cuales la única respuesta sensata es huir. El Murciélago Carmesí, Cwim o incluso algunos sacerdotes dragonuts y sus seguidores pueden acabar con grupos enteros de sacerdotes y señores de las runas. Algunos monstruos son tan peligrosos que la única posibili-dad es aventurarse primero en el Plano de los Dioses para encontrar alguna vulnerabilidad o debilidad mitológica.
Precisamente es este sentimiento de fragilidad y mortalidad lo que lo separa del resto de juegos de rol. En Hero-Quest eres el protagonista de una narración, en 13th Age juegas con un héroe épico, pero en RuneQuest no importa lo poderoso que seas: la derrota y el desastre te aguardan al doblar la esquina. Puedes llamarlo, si quieres, fantasía he-róica antiheróica.
Da igual como lo presentes: RuneQuest está lleno de reglas muy detalladas. Pero todas aquellas que no se utilicen en el juego deben descartarse. En el RQ3 había un montón de reglas que se leían mejor de lo que se jugaban y hemos tratado de eliminarlas todas. Recuerda: las reglas que no se usan no deberían estar en el manual.
Conforme íbamos afinando las reglas de la nueva edición de RuneQuest de Chaosium, iba desmontando cada vez más reglas hasta acercarnos a un RuneQuest 2.5, momento en que empezamos a trabajar en las consecuencias de las Runas y las Pasiones.
Las nuevas reglas de combate proceden en gran medida de RQ2, sobre todo en lo referente a como funcionan ciertos atributos como los puntos de golpe y las características de las armas. Sin embargo, las Runas y las Pasiones tienen un impacto potencialmente enorme en las mecánicas de combate, pero no en sus resultados.
Tanto las Runas como las Pasiones permiten al personaje recibir inspiración dentro de determinados parámetros. Por ejemplo, la Runa del Aire es la runa de la violencia y la destrucción. Un personaje que se encuentre enzarzardo en un combate cuerpo a cuerpo puede invocar las energías primigenias del Aire para conseguir un bonificador a su habi-lidad de espada. Un personaje que sea muy leal a su templo puede también inspirarse cuando está acometiendo una misión para su culto. En las pruebas de juego, interpretaron sus Runas y sus Pasiones pues existía un incentivo a nivel de reglas para hacerlo.
Pero la inspiración puede fallar, lo que conlleva penalizaciones. No existen puntos de héroe o de suerte para sacar las castañas del fuego al aventurero e incluso un Sacerdote Señor de las Runas con dones obtenidos en búsquedas heroicas tendrá que enfrentarse al afilado mordisco de la mortalidad.
Parte 6: Preguntas
En estas notas de diseño de RuneQuest me toca contestar a una pregunta clave que me hacen muy a menudo: “¿Estáis usando [escoge una regla] del RQ [escoge una edición]?”.
Uno de los mantras que tuvimos a la hora de escribir esta nueva edición es “Si no está roto, no lo arregles”. En RQ2, las principales cosas que estaban rotas eran el aumento de habilidades, la magia rúnica de un solo uso, la falta de objetivos para los personajes, la falta de lazos con la comunidad, el combate espiritual, el chamanismo y la economía.
Pero lo más significativo era que a pesar de que el juego se llamaba “RuneQuest” las runas eran poco más que un elemento decorativo.
Estos asuntos son los que afronta la nueva edición. Pero las cosas que no están rotas (momentos de reacción, asaltos de combate, puntos de golpe, daño, magia espiritual, descripciones básicas de la magia rúnica, etc.) se mantienen.
Algunas cosas, como el valor básico de las habilidades y el calculo de modificadores de habilidad, fueron corregidas para ganar en consistencia.
El sistema de momentos de reacción del RQ2 se creó en principio para obtener un sistema de iniciativa más adaptable y menos aleatorio sobre el que repercutieran cosas como la longitud del arma y el TAM. RQ3 lo mezcló con el sistema de Impulso de Ringworld, lo que conllevó a la larga muchos más problemas. El nuevo sistema recupera la forma de hacerlo del RQ2.
Un cambio importante es que ahora el ataque y la parada no son habilidades separadas, sino que usan la misma habilidad de Arma. Paras con un escudo con la misma habilidad que con el arma que la acompaña. Si sabes luchar con una espada ancha, sabes como luchar con espada ancha y escudo. Aunque sobre el papel tener habilidades para cada cosa suena bien, a menudo resulta ilógico cuando lo aplicas.
Otro cambio es utilizar CAR en lugar de INT para determinar cuanta magia espiritual puede tener un personaje, lo que se hizo para que fuera más consistente con lo que estamos creando.
Y naturalmente hay muchos otros cambios menores resultado de las pruebas de juego y de las consecuencias de las nuevas reglas (sobre todo en lo concerniente a los Puntos Rúnicos).
Esta ha sido, por encima, la aproximación editorial a la nueva edición. Se basa principalmente en el chasis del RuneQuest 2, no una nueva capa de sedimentación encima de las que conformaron el RQ3, el MRQ o la versión de Design Mechanism. Imagínatelo como si fuera un RQ 2.5, como si Greg hubiera conseguido resolver el problema de la Magia Rúnica en lo que ha trabajado durante 20 años.